La Conversación Corporativa

La Comunicación Corporativa está evolucionando de forma exponencial. Hoy podemos hablar de un nuevo concepto, La Conversación corporativa.

 
Todo comienza con la estructura más básica. Las empresas se dan cuenta de la importancia de informar sobre sus productos a los consumidores. Es la época de la Información. Un agente emisor y un mensaje. Aquí el receptor todavía es un agente difuso, no prioritario.

Llega un momento en el que no basta con Informar. Los estudios sobre comunicación son unánimes en que la comunicación es cosa de dos. El receptor adquiere relevancia. Tomada de la psicología, la teoría de Gestalt introduce la idea de la Percepción concluyendo que la Comunicación no es tal sin la concurrencia del segundo agente, el receptor. El emisor y el mensaje no se materializan en comunicación hasta llegar al cerebro del receptor, mediante la percepción.

A finales de SXX aparece la interactividad, otro salto en las estructuras de la Comunicación. Un nuevo flujo de información y como consecuencia un cambio de papeles entre mercado y empresa. Se duplican los agentes en la estructura de la Comunicación. Los de marketing se relamen, por fin es posible su gran obsesión, escuchar al mercado para conseguir nuevos nichos.

Y llegamos a la actualidad y con ella un nuevo concepto. Obama lo puso de moda en la Presidenciales USA, se han popularizado, son, las redes sociales. Un nuevo salto en el mundo de la Comunicación Corporativa. Ya no basta con percibir la interactividad. Un nuevo flujo resulta imprescindible, la Respuesta. Y ahí es donde rompe con todo lo anterior. El flujo viaja en el mismo sentido, con el mismo mensaje, pero su forma ya no es única sino múltiple y personalizada. La comunicación corporativa abre la puerta a un nuevo concepto que a buen seguro será la herramienta preferida del marketing en los próximos años, La Conversación Corporativa.
                                                                      
                                                                          (Negocio. Viernes, 27 Mayo 2011)

La rendición del Estado

Sangre, mucha sangre. Cuerpos desmembrados, muñones para toda la vida. Un padre cayendo sobre las rodillas, antes de desplomarse de cara al suelo. Todavía el niño sigue aferrado a esa mano grande, que aprieta con fuerza por el susto de la detonación. Ojos abiertos como platos, una mirada a ese hombre que desde atrás le grita “txakurra”, y escupe sobre el cuerpo tendido en la acera. Sin soltar la mano, mira de nuevo abajo, en el suelo, al otro extremo del brazo algo irreconocible, una masa sanguinolenta mezclada con cabello, tira de él pero solo sirve para que salga un nuevo borbotón de sangre, oscura espesa. Inmóvil, de pie en el mismo sitio, sigue con la mirada como se aleja caminando aquel individuo. Sus pies ya han sido invadidos por un charco irregular que va creciendo por momentos. Sangre , mucha sangre.


Han pasado los años, pero la mirada de aquel individuo no ha cambiado. Lleva el pelo corto, con marcadas entradas y de color blanco pero al cruzarse con él, a modo de un fogonazo, le aparece la imagen, incluso le parece haber oído una fuerte detonación. Mira alrededor, los transeúntes caminan sin inmutarse, habrá sido su imaginación, aquella mirada. Aquella mirada, dura , penetrante, no ha cambiado, la línea visual coincide, se encuentran las miradas, se detiene el tiempo. Por un instante todo, coches , autobuses, viandantes , hasta los pájaros parecen detenerse en el aire sin aletear, el mundo se para en su rotación. Tuerce el gesto el individuo, y con la boca entreabierta manteniendo la mirada fija en los ojos de David, masculla: “txakurra”, gira el rostro y escupe hacia el suelo con fuerza mientras arranca a caminar hacia un grupo que le espera y jalea con banderas y pancartas. Está de campaña.