Desde mediados de 2007 han ido tomando posiciones en los mass media toda una caterva de economistas de diferentes procedencias y edades. Oiga, los números no engañan. Y con sus mentes cartesianas se convirtieron en Gurús del desastre. Si hubo un tiempo en que ser gay era casi un control de calidad para entrar en la caja tonta, hace ya días que los economistas se han hecho con los púlpitos digitales. Con pluma o sin ella se trataba de ser más agorero que el de la competencia. Y como prensa rosa, amarilla o tirando a marrón la cuestión era entrar a saco, solo que aquí en vez de las intimidades de una Celebrity el objetivo era la susodicha economía nacional.
Hoy este país necesita medidas económicas, sí claro, como siempre. Y como siempre nunca fueron estas la llave que abrieron la puerta de la prosperidad. Más bien es la sociedad, no en plural sino uno a uno, los individuos que la componen los que una vez más sacarán esto adelante.
Este es un país de religión futbolera y no deja de ser curioso algo que todos conocen porque lo han visto, a saber: Cambias al entrenador y los mismos veintitantos majetes en calza corta que la semana pasada no tocaban bola, meten ocho golazos en la siguiente jornada. Uff!!.
Hoy este país necesita medidas psicológicas. No puede ser que mires donde mires encuentres siempre la misma cantinela. La sociedad está agotada, psicológicamente derrotada, hace falta subir la moral, motivación. Recuperar la ilusión para salir en la próxima jornada y arrasar frente a sus rivales. El mercado de entrenadores se ha abierto.