Estamos en la época de los contagios. Apenas empiezan los primeros fríos y van apareciendo los inequívocos síntomas: bufandas o pañuelos que cubren magulladas gargantas, aquella rebequita que llevo algo de frío, y como no , el contagio. Nada serio pero te lo pasan y lo pasas.
Dice un amigo mío que hay algo que supera todo en lo que a contagios se refiere. Es el top del ranking. También actúa de forma suave, y sin darte cuenta, zas!, ya lo has pillado. A veces resulta tan sutil que ni nos damos cuenta que lo llevamos, resultando crónico por mal curado. Así, sin duda, no hay contagio más pertinaz que el gafe. O eso asegura mi amigo sin haberse encomendado a Hipócrates.
Esta es la mala gripe que nos ha pillado a todos. Europa con el foulard anudado al cuello y España con chaqueta y calcetines de lana. Y mientras en el dispensario, esto es, los medios de comunicación, más madera.
Y claro el remedio, nos lo decía nuestra abuela, nos lo dice a modo de despedida siempre nuestro médico: has de hacer bondad, cuídate. Que simple. Que difícil. La semana pasada en uno de esos interminables ejercicios de zapping maratonianos que brinda la televisión digital encontré un noticiario que me supo a chino. Daban noticia sobre el éxito de un emprendedor. Carayo que me muera, que no bastante con una se atrevieron con otra noticia sobre éxito empresarial y creación de empleo.
Que importante resulta la labor de los editores en los tiempos que corren. Pequeñas cápsulas de esperanza contra el gafe de la negatividad. Cuídate de lo que lees, lo que oyes y lo que ves, y notarás la mejoría, aseguraba mi amigo. Y si te lo han pegado…no lo pases, cómetelo. Cuídate.
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