España sangra

España sangra. Sangra a borbotones. Nada tiene que ver esta vez, con el desmembramiento físico de su territorio. Estén tranquilos los nacionalistas, porque sus ocurrencias son insignificantes para la magnitud de la enfermedad que acucia al país.

España sangra, está enferma. La falta de defensas se hace evidente, su organismo lleva tiempo acostumbrado, a no tener que luchar para que se solucionen los problemas. Aquí hace tiempo que no se inoculan fundamentos. En los colegios, ya no se ponen aquellas vacunas que de pequeños nos hacían aquellas tremendas reacciones. En forma de bulto, megagrano, hinchazones y quemazones, ¡qué escozores!.

Gracias a aquellos malos momentos pasados en la infancia, crecíamos con un cierto grado de seguridad, y resultaban anecdóticos los casos de muchas enfermedades, que hasta hacia poco, diezmaban las nuevas generaciones de españolitos.

¡Coño como dolían!, pero corríamos en pantalón corto entre los charcos helados de primavera. Podríamos decir, que crecimos con un cierto, fundamento, entendiendo el esfuerzo y el sacrificio como algo, en cierta medida plausible. Razón de vida para algunos, algo desagradable, pero imprescindible para otros. En cualquier caso, teníamos la palabra del médico, esto es, como palabra de dios. Con permiso de los curas, para unos, y a pesar de ellos para otros.

Pero España tiene nuevo médico de cabecera. Éste es el problema. Un médico que vete tu a saber en que país bananero se saco el título. Un médico que lo único que le importa es hacer caja, y es capaz de darle un chuche a un niño y mandarlo a casa con una caries del copón. Eso sí, con una sonrisa.

Es la forma de que vuelvan pronto. Y sobretodo, a su consulta, no a la del colega de enfrente. ¡Nos ha jodido que va a querer el niño ir a la de enfrente!. Si cada vez que va, se le echa un tipo encima, con cara de malas pulgas tenazas en mano. Pero claro, ahora a España, no le quedan dientes. Tiene peor boca que la del celebre cuñaaaaoou.

Y nuestro célebre médico de cabecera, que hasta hace poco tiempo decía que esto no era nada, sigue con: paracetamol y mucha agua, incansablemente, lo demás son alarmismos.
Debemos cuidar a la población, que no se asusten, pobrecitos, hay que tener sensibilidad social. Y enviarlos para casa, enfocarlos con una tierna mirada azul, acompañarlos con la sonrisa franca... y ya volverán.

Mientras, España ha hecho saltar todas las lucecitas y dispositivos en la unidad de cuidados intensivos. La situación es crítica. Y claro que han vuelto, pero son más de cuatro millones. Y Claro que le preocupa al medico la situación, ya ha mandado hacer recuento de paracetamol, en pastillas. Con talante.

Nuestro médico de cabecera dista mucho de ser un House. A nuestro médico cualquier día lo acusan de intrusismo, porque al final se ha descubierto que no tiene ni puta idea de medicina. Y para colmo, nuestra unidad de cuidados paliativos se ha fundido gran parte de las reservas de morfina, ya no hay dádivas que ofrecer, mientras, los sultanes de las Taifas esperan con los camiones por llenar en la puerta de atrás del sanatorio.

Se hace preceptiva la punción. Ésta debe llegar hasta la médula así que, prefiero a House con su equipo. Por mucho que me repugnen sus comentarios o salidas de tono, prefiero no arriesgarme, a que me partan la columna. España invertebrada.

2 comentarios:

  1. estoy totalmente deacuerdo, salvo con la comparación del médico con "título sacado en país bananero", eso es un poco irrespetuoso ya que hay muchos buenos médicos y buenas universidades en países que tu consideras "bananeros". Además, no estáis muy lejos de convertiros en país bananero si seguís así, y más aún con esa actitud de Europeo superado.

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  2. Pues si son tan buenos, que se queden en su país que allí si que hacen falta de verdad. Eso es lo que a vosotros os gustaría que nos convirtiéramos en un país bananero, para campar a vuestras anchas. No va a ser así, espero que la crisís sea algo mas fuerte y vosotros que no teneís nada, sereís los primeros en largaros. Del resto.....

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