Exista o no Dios, disfruta de la vida

Una vez más, los medios de comunicación convencionales demuestran hasta donde esta herido de muerte el oficio periodístico.
La televisión todavía reina entre los medios de comunicaión. Si no sale en televisión no existe, rezaba un axioma clásico de la comunicación. Digo clásico porque hoy la caja tonta está en las antípodas de lo que debe ser una fuente de información.
Ya nadie discute que es un medio reconvertido a puro entretenimiento, nada criticable por ello, ahora bién, la pena es que la sociedad no se mueve tan rápido, y sigue dejandose alienar por sus contenidos vendidos en envoltorio de informativos.
La última proeza es convertir en polémica una soberbia chorrada. Usando la técnica de repetición se consigue que lo incierto sea creible y al salir en la TV, palabra de dios.
Hasta la saciedad se producen informaciones sobre la polémica publicidad en los autobuses acerca de la existencia de dios. ¿Polémica?, dónde está la polémica. Los católicos protestan, nos dicen en los medios como si fuera la única religión en el país. Me suena a matacuras. Todavía hay gente que cree estar a principios de siglo pasado. Estos son los lodos de la mal llamada memoria histórica de ZP.
Por qué va a ofender a un ciudadano del siglo XXI un cartel que ponga en duda la existencia de dios. Y sobretodo, por qué pretenden que los católicos se cabreen. O quizás lo que se pretenda es hacer salir del armario a los creyentes para luego estigmatizarlos. Desde luego la similitudes con las maniobras el lobby gay son curiosas y dan cuando menos que pensar. Porque claro, al final, resulta que les jode más a los gays que haya homosexuales católicos, que a los católicos, la existencia de católicos homosexuales.
Abanderan el emblema de la libertad de expresión. Oiga, no se la queden en exclusiva excluyente valga la redundancia, porque también pertenece a la ciudadanía religiosa del siglo en el que estamos.
Si alguien pretende disfrutar de la vida desde el ateismo es muy libre de intentarlo. Y como no, de proclamarlo. Peor para él, y sobretodo, es su problema. Habra que ver cómo lo lleva cuando se acerque el momento que a todos nos llega, con Dios o sin Él.

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