El histrión del Lumpen

Maestro, único, irrepetible. Paco Rubiales se ha ido para no ver más el desatino al que nos vemos abocados. Ante su alergia rubicunda que le provoca la derecha extrema, y visto que no hay manera de que los socialistas pasen por el gobierno sin que esto se vaya , a la mierda, parafraseando a otro gran maestro de la escena.

Pepe odiaba al “Pepé”, paradojas de la vida. Siendo archiconocida esta causa como su mayor cruzada, no deja de ser curioso que entre sus seguidores se encontraran numerosas personas de dicha ideología. Sin duda clara demostración de su maestría.

Porque el alter ego de Paco Rubiales, Pepe, ha sido el más grande. Incuestionable hasta tal punto que podía tomarse la licencia de insultar sin tapujos a parte de sus admiradores.

Provocador por naturaleza, era inevitable. La provocación le salía de la medula, a borbotones. En su época final los chorros formaban cascadas, sabiéndose liberado de clientelismos, sabía que tenía carta blanca, y la usaba por puro disfrute.

Porque Pepe, aún actuando solo, no era un francotirador, que va. Cuando se ponía en marcha era como una unidad acorazada, y ya no lo paraba ni dios. Ay dios, a buen seguro ya tendrá montado un guirigay en el cielo. O en el limbo, esto quizás más probable.
Cabezón como era habrá sido capaz sentar en la platea del limbo a todo el quién es quién del más allá. Y los arcángeles de la tercera fila recibirán los escupitajos que desde el gallinero les lanzan los demonios, mientras aquellos les lanzan palabras de amor para defenderse. Y con todo, todavía sin empezar la función, Pepe, desde bambalinas, asomará su sonrisa tras el telón antes de salir a escena.

Ningún tramoyista era capaz de cambiar de decorado tan rápido como Rubianes. Ahora estamos en el altiplano ahora en el amazonas y de repente en Ripollet, sin olvidar los mejores decorados de su amada África negra. Negra teléfono, de baquelita, claro.

Y todo, todo con su voz. Un escenario desnudo y su presencia, su presencia lo llenaba todo. Su voz adornaba de colores el decorado, sabores y olores inundaban la platea. Todo, todo, con su voz y su presencia, allí, en el centro del escenario, en lo alto, como un dios irradiando su energía. Tieso como un Massai

Pies juntos, brazos en jarras. Sonrisa. Que empiece la función.

No hay comentarios:

Publicar un comentario